Se perdía tu mirada en el fuego,
Ardían leños de roble en la
Indefinida tarde, que se abría paso
En el hueco de la noche…
El viento y las llamas
Como todo ruido, se alzaban
En los costados del caldero…
Y tu, con esa brevedad
Me dabas esa paz que da el silencio,
Cuando el silencio tiene el valor justo.
Y te Ivas,
Para volver con algunas palabras
Que hilvano y guardo,
¡¡Que igual la mariposa
A tu regreso!!
Apenas
Y sin alas.
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